El modelo de negocio de las empresas está en constante proceso de cambio para adaptarse a la voluble demanda del consumidor y a las circunstancias del mercado. Para ello, empresarios, trabajadores, mandos intermedios, etc., tienen que adoptar nuevos procedimientos de trabajo, así como modernizar estos procesos para ser más competitivos.
Desde la perspectiva de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL), el cambio también ha sido notable dado que la siniestralidad laboral ha descendido bastante, gracias a la mejora de las herramientas y métodos de trabajo a través de la incorporación de nuevas tecnologías. Además, el uso de los equipos de protección individual se ha limitado a aplicaciones concretas y éstos son más específicos y completos.
Sin embargo, aún siguen produciéndose accidentes laborales, insatisfacción laboral y absentismo, entre otros incidentes, por lo que podemos preguntarnos: ¿cómo seguir avanzando para mejorar y disminuir todos estos índices en mi empresa?
Si hacemos un análisis de la evolución de la implementación de la PRL tras casi veinte años desde que apareciera la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales, podremos detectar ciertas oportunidades de mejora.
Este análisis debe hacerse desde dos puntos de vista absolutamente complementarios, pero que hasta ahora han seguido caminos y evoluciones distintas como la perspectiva de gestión técnica y la de gestión humana, esta última en amplia desventaja respecto de la primera.
Hasta ahora, el técnico de PRL debía tener un conocimiento multidisciplinar de toda la materia y normativa de prevención que abarcan los distintos Reales Decretos, guías, reglamentos, notas técnicas de prevención, etc., para realizar los documentos que marca el sistema de gestión de la prevención que se traducía en papel excesivo y, en la mayoría de las ocasiones, con contenido y recomendaciones genéricas y poco técnicas, ya que no se puede tener un conocimiento exhaustivo de toda la normativa existente.
Esto, a su vez, produjo una falta de implicación por parte del empresario, el cual, según establece la ley de PRL, es el garante de la seguridad de sus trabajadores. Sin embargo, gracias a programas impulsores desde la administración de la integración de la cultura preventiva en la empresa y cuidado de los factores psicosociales, este sistema se ha ido flexibilizando de forma que el empresario ha ido asumiendo su propia responsabilidad e implicándose cada vez más en la implantación del sistema de gestión en la empresa, dando más importancia a la implementación de la prevención práctica que a la prevención de papel, pero aun así se siguen produciendo accidentes y existiendo organizaciones tóxicas.
¿Dónde puede encontrarse el problema?
Ahora se debe poner el foco, no en la dimensión de gestión técnica y colectiva de los trabajadores y centros de trabajo, sino en la gestión individual y humana del trabajador integrado en la organización y en el trabajo como entorno social y saludable.
Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, «los riesgos psicosociales afectan de manera notable a la salud de las personas, de las organizaciones y de las economías nacionales, y suponen cerca de la mitad de todas las jornadas laborales perdidas».
Por tanto, los factores psicosociales en las empresas deben ser objeto de estudio, dado que hasta ahora no se les había considerado importantes desde el punto de vista de su implicación en la productividad empresarial. Sin embargo, la mayoría de las empresas que han apostado por el cuidado de los factores psicosociales en su organización son aquellas donde los empresarios han constatado una relación directa en el aporte de valor sobre distintos aspectos como mejora de la imagen empresarial, la organización saludable, el aumento de productividad y la disminución de la siniestralidad.
¿Cómo puedo hacer que mi empresa mejore su productividad siendo técnico de PRL?
Sólo puede aportarse valor en una organización a través de la especialización o cualificación técnica, de tal forma que el técnico sepa identificar los factores psicosociales de riesgo que pueden dar lugar a riesgos psicosociales, proponer medidas preventivas e integrar su implementación en los procesos existentes, teniendo en cuenta como factor prioritario el humano.
¿Por qué no se está dando este paso?
Muchos empresarios aún no han visto la relación directa en la mejora de la cuenta de explotación de su empresa, cuando se trabaja y cuidan los factores psicosociales de su organización; además, los técnicos no se encuentran capacitados para abordar temas que consideran complejos o fuera de su competencia.
¿Qué proponemos?
Una cualificación técnica específica para poder detectar y poner el foco en el origen de los riesgos de una empresa, ya sean clasificados de seguridad, higiénicos, ergonómicos o psicosociales –puesto que detrás de todos ellos se encuentra el factor humano–, a través de un programa completo que dote al técnico de herramientas útiles para conocer los factores psicosociales, cuáles son los riesgos psicosociales, cómo detectarlos, cómo evaluarlos a través de diferentes instrumentos y qué tipos de medidas preventivas se pueden implementar.
Sólo con la cualificación técnica especializada puede conseguirse la excelencia empresarial, que puede suponer también para el técnico de PRL una ventaja competitiva en términos de oportunidad y calidad para conseguir la excelencia profesional.
Descubre por tanto nuestro curso en Prevención de Riesgos Laborales y no te quedes atrás en materia de PRL